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El poder del networking: relaciones que trascienden el negocio

El poder del networking: relaciones que trascienden el negocio

El poder del networking: relaciones que trascienden el negocio

Por: Por: Belén Cambefort S,
Vicepresidente Comercial de Bcomm Panamá

En un mundo donde la información fluye con rapidez y las oportunidades parecen multiplicarse, el verdadero diferenciador no es cuántos contactos tenemos, sino cuán profundas y auténticas son esas relaciones. El networking no se construye en tarjetas de presentación ni en bases de datos extensas: se forja en la calidad de la interacción humana, en la honestidad con la que nos presentamos y en la confianza que sabemos honrar.

En cualquier ámbito de negocios, la confidencialidad no es un accesorio, es un principio rector. Cada conversación, cada presentación y cada vínculo compartido se sostiene en la certeza de que lo que se confía permanece protegido. Esa certeza convierte cada relación en un activo de valor incalculable, porque más allá del intercambio de oportunidades, lo que se transmite es tranquilidad y la seguridad de que se está en manos serias, respetuosas y profesionales.

La esencia del networking también está en nutrir relaciones vivas. No basta con aparecer en los momentos de necesidad; la red se fortalece cuando se cultiva con gestos cotidianos de cortesía, con la generosidad de ofrecer antes de pedir y con la transparencia de reconocer que los mejores vínculos son aquellos que generan resultados de doble vía. A eso se suma un aspecto esencial: la certeza de la disponibilidad mutua. Ese es el verdadero poder: crear puentes que sostienen tanto al que los cruza como al que los tiende.

El aspecto humano es, en última instancia, lo que da permanencia a estas conexiones. Un café compartido, una felicitación sincera, una llamada oportuna: detalles sencillos que recuerdan que detrás de cada negocio hay personas que tienen aspiraciones, miedos y proyectos de vida. Cuando esas interacciones se sostienen en el tiempo, la red se convierte en comunidad, y la comunidad en un círculo virtuoso de confianza mutua.

Reitero, el networking no se mide por los contactos que acumulamos, los likes que recibimos, ni por los eventos a los que asistimos, sino por la calidad de las relaciones que construimos, la confianza que se forja y los resultados que se comparten. Para esto, sin duda hay que movilizarse, debemos salir de la zona de confort y, sobre todo, comprender inicialmente la necesidad del otro como pasos esenciales para que una red se convierta en un verdadero círculo de valor.

Nunca subestimemos la fuerza de estas conexiones, pues las mismas pueden abrir puertas, transformar el rumbo y generar oportunidades inesperadas. Porque el networking, en su sentido más profundo, no es una estrategia ocasional, sino una manera de relacionarnos que sostiene el éxito de forma compartida y duradera.